La Cámara de Diputados atraviesa una discusión intensa sobre la nueva Ley General de Aguas, y en medio de ese maratón legislativo, Kenia López Rabadán, presidenta de la Mesa Directiva, lanzó un mensaje claro: este tema no se puede resolver con premuras ni decisiones improvisadas. El agua, recordó, es demasiado importante como para votarla al vapor.
En la Cámara de Diputados volvió a sentirse ese ambiente de nerviosismo que aparece cuando un tema técnico se convierte en una discusión política inevitable. Esta vez el detonante fue la intención de adelantar la discusión de la nueva Ley de Aguas, una norma que promete redefinir quién usa, administra y controla uno de los recursos más peleados del país.
En San Lázaro arrancó una semana movida, de esas en las que el Congreso mezcla símbolos, decisiones técnicas y debates políticos que afectan la vida de millones sin que siempre se note a simple vista. Todo empezó con una larga lista de dictámenes que, aunque parecen asuntos separados, en conjunto dibujan el tipo de país que los legisladores están tratando de moldear.
En la Cámara de Diputados se está cocinando una de las reformas más delicadas del año: la nueva ley de aguas. Y como el tema toca fibras sensibles —el uso del agua, las concesiones y el futuro de miles de familias dedicadas al campo—, la presidenta de la Mesa Directiva, Kenia López Rabadán, decidió sentarse directamente con productores de 10 estados para escuchar de primera mano qué les preocupa y qué proponen.
